La lucha contra la Línea Oportunista de Derecha (LOD) supuso un salto en la actividad de la vanguardia marxista-leninista. Barrió con montones de basura, acumulada a lo largo de años, y nos situó en una posición más elevada desde la que podemos comprender racionalmente nuestras limitaciones y defectos. Estas trabas se concentraron fundamentalmente en la cuestión del estilo de trabajo, que es el nervio que comunica, en la organización comunista, la concepción del mundo con el despliegue de la línea de masas y la política partidaria. No hay tal cosa como acciones sin ideas, como no hay ideas sin sello de clase. Los elementos erróneos de estilo de trabajo contenían, en sí, toda una concepción del mundo contraria a la proletaria comunista, un sentido común antagónico con ella. La LOD los desarrolló hasta el final y nos mostró el retrato de lo que no tenemos que ser. Es una lección en negativo. Encontramos ahí material de la máxima importancia para nuestra autocrítica y rectificación, pues todas esas rutinas y hábitos repetidos durante años se marcan, como una impronta, en la memoria muscular de la organización ─también en la de la parte sana que rechazó el toque de corneta derechista─, y sólo un esfuerzo correctivo consciente y sostenido en los principios puede depurar los tics adquiridos y educar al cuerpo en costumbres de mejor provecho. Como indica nuestra Resolución del pasado abril, la reconstitución ideológica es una Revolución Cultural porque apunta a transformar la cultura de la vanguardia comunista en sentido profundo, en el sentido de esa cotidianidad impregnada de ideología burguesa que, por defecto, y por estar educados en la sociedad de clases, tiende a manifestarse en cada uno de nuestros gestos y acciones, en los a menudo imperceptibles e inocentes (inconscientes) actos reflejos de la rutina.
Ése, el del estilo de trabajo, es el enfoque bajo el cual queremos presentar algunos de los testimonios de aquel salto de actividad. De estos textos, elaborados por camaradas de otras organizaciones que de una u otra manera han desempeñado un papel relevante en la lucha de dos líneas contra el derechismo, podrían decirse innumerables cosas, podrían sacarse lecciones de todo tipo y comentarse desde distintos ángulos. Pero escogemos aquél, y no otro, porque nos permite señalar algunos de esos elementos de estilo de trabajo en positivo, que son precisamente los que hay que nutrir. Es el enfoque que mejor nos sitúa para cerrar el capítulo de la lucha y derrota de la LOD y señalar la dirección por la que tenemos que transitar colectivamente con estos y otros camaradas.
Grupo Revolucionario Anti-Derechista (Estado español): A la zaga de la vanguardia proletaria. Vida y obra de la “nueva” Línea Oportunista de Derecha contra la Línea de Reconstitución.
Lenin dejó escrito que “el marxismo es todopoderoso porque es cierto”. Es decir, no es que sea todopoderoso y cierto. No: es por basarse en certezas, en verdades, que en consecuencia puede ser todopoderoso. La camarilla de derecha quiso ser marxista, pero su vida y obra no se alimentaban de la verdad, sino de superficiales mentiras. Lo que su errada oposición inicial tenía de legítimo y cierto (ser síntoma de problemas estructurales del movimiento por la reconstitución) fue fagocitado por lo ilegítimo y lo falso desde el mismo momento en que estos entraron en escena. El tremebundo y embustero relato demagógico de la camarilla de derecha le ganó una plataforma fraccional para su “nueva” línea alternativa. Pero por eso mismo la plataforma y la línea, su éxito y posibilidades, quedaban atados, condicionados a aquellas falsedades y murmuraciones, a su superficialidad. El texto del Grupo Revolucionario Anti-Derechista (GRAD) que aquí presentamos ofrece el testimonio, el vistazo desde dentro, de quienes en diverso grado colaboraron en instituir en norma las falsedades y los atropellos y que, un año después, rasgaron el velo auto-impuesto cuando la oquedad de la vida y obra derechista se hizo insoportable para sus hijos mismos.
La jefatura derechista desprecia el papel de la conciencia, lo subestima, desdeña la intervención sustantiva en ese frente como cosa “abstracta” y “mera teoría”. Ignora que para derrotar a un enemigo no basta con arrebatarle las armas. Un combatiente no está vencido mientras no se quiebre su voluntad de luchar. La formación del GRAD representa el momento en el cual la fracción pierde su voluntad de luchar, en el cual deja de creer en sí misma, en el cual la vida la sitúa en la posición de tener que dar(se) explicaciones por sus continuados fracasos y en el cual se rompe el sello para que la propaganda y la teoría de la mayoría revolucionaria, trabajadas a lo largo de un año, puedan conectar, por fin, con el sector díscolo de la militancia de la LOD. En la conciencia colectiva de la fracción se fraguó el reconocimiento del desastre consumado (de lo obvio) y se desorganizó el tinglado en numerosas sectas. En medio del caos, este sector díscolo miró las cosas a la cara y se replanteó su vida y obra a la luz de la línea de la mayoría revolucionaria, que desde meses atrás venía anticipándoles racional y argumentadamente ese fracaso. El fetichismo fanático que la jefatura derechista depositó en la omnipotencia del aparato le indujo a creer que podía impedir este reconocimiento, como cualquier otro burócrata revisionista, a golpe de cierre de filas, “vetos” y protocolos de unidad. Pero con eso no hacía más que obstruir el pitorro de la olla a presión. La explosión habría de ser tanto más violenta, tanto más catastrófica.
Para los comunistas, cada error, cada falsedad, cada mentira es una cadena, un compromiso espurio que, en el indeseable caso de producirse, hay que disolver a la mayor brevedad, recuperar la libertad frente a él, controlar sus daños y examinar racionalmente cómo es que se pudo llegar a dar, enmendando o, de no ser posible, compensando sus consecuencias con el ejercicio educativo de la autocrítica. Eso no es una concesión. Concesión es barrerlo bajo la alfombra. Incluso desde el estrecho punto de vista del ganar es contraproducente dispersar la energía y la atención que demanda el supuesto objetivo último en estar pendiente de los cabos que se han ido dejando sueltos tras de sí. Estos, además, nunca se sacian. Su acoso tienta a retrasar el pago de las mentiras con más mentiras y a saldar las deudas pendientes obligándose con nuevos usureros. Al término, querer engañar a los demás suele resolverse en que el único engañado es uno mismo.
Dicho esto, es fácil imaginarse la magnitud de la torre de estiércol que tenían que limpiar los camaradas del GRAD para estar en condiciones de emprender su marcha hacia delante, hacia el marxismo y hacia el ajuste de cuentas con su conciencia revisionista anterior. Ésa era la primera prueba para restaurar la confianza dilapidada por su participación personal en los manejos de la cloaca. Pero ellos mismos tienen presente ─y debe tenerlo también el lector que estudie su escrito─ que eso no es más que el comienzo. El empeño y la meticulosidad con los que A la zaga de la vanguardia proletaria desmonta la narrativa derechista y expone sus obras no debe hacer perder de vista que hay vida más allá de la LOD. Todo el significado del GRAD como organización se resume y concentra en combatir y desorganizar a la LOD. Y a medida que este combate va concluyendo, a medida que las veleidades de la camarilla de derecha van siendo cada vez más irrelevantes para la actividad de la vanguardia marxista-leninista, tanta más libertad tenemos para volver a situar el foco en nosotros mismos, en la tarea mucho más compleja de sentar las condiciones para evitar que se repita el circo que el GRAD apenas resume en su escrito. Es tentador recrearse en las escandalosas heroicidades de esta LOD ahora que no son más que un lamentable recuerdo. Y eso se permite en la primera lectura. Pero proponemos al lector que emplee las siguientes para reflexionar sobre las razones por las cuales son posibles este y otros espectáculos similares en el movimiento comunista, y qué está en mano de los comunistas hacer para poner fin a semejante rueda de molino. Porque los responsables de ponerle fin no somos otros que los propios comunistas. Ése es el valor perdurable del escrito del GRAD y el motivo por el cual figura en esta selección.
Colectivo Nuevo Mundo (Estado mexicano): La lógica de la LOD y la política proletaria.
El escrito de los camaradas del Colectivo Nuevo Mundo que aquí presentamos procede de una misiva que este destacamento remitió en agosto al Comité por la Reconstitución. El fragmento ofrece unos estimulantes apuntes sobre el materialismo histórico y el pensamiento marxista, que acreditan la seriedad que sus autores han puesto en su formación en la concepción proletaria del mundo como centro de su actividad. Es desde esa atalaya que nos comparten su valoración sobre el fenómeno de la LOD.
Si esto justifica por sí mismo la publicación de estas páginas, su carácter educativo no termina ahí. La misiva de los camaradas da ejemplo del estilo de trabajo que debe encabezar las relaciones entre destacamentos de vanguardia, situando el esclarecimiento ideológico y la instrucción teórica como auténtico trasfondo de toda la actividad de los comunistas en la actualidad. Es en torno a eso que gira y se organiza todo lo demás. Las líneas de los camaradas son un elocuente recordatorio de que ésta es la única base sobre la que hoy puede forjarse la cultura de vanguardia que nuestra clase revolucionaria, mundial por naturaleza, necesita como el pan.
Y es un elocuente recordatorio para nosotros en primera instancia. La LOD surgió de nuestros errores, de las distorsiones que a lo largo de años de experiencia política fueron acumulándose y sedimentando en nosotros mismos, y que tendían a situar la formación y la educación de la vanguardia en posición subordinada respecto de las necesidades inmediatas, práctico-políticas, de nuestra organización. A pesar de todo el trabajo que hemos puesto en deslindar los campos, en clarificar la naturaleza de la LOD y en mirarnos al espejo, todavía tenemos que terminar de desplegar a fondo todas las consecuencias prácticas de esa autocrítica, desembarazarnos de los resabios que aún arrastramos y dejar atrás lo que debe ser dejado atrás. Es algo que nosotros en particular, como padres involuntarios de la camarilla derechista, le debemos al proletariado internacional. Y, a la vez, vemos que el proletariado internacional va a estar ahí para que no quedemos por debajo del listón que nosotros mismos hemos plantado (vigilancia revolucionaria). La actitud y estilo de los que dan ejemplo los camaradas de Nuevo Mundo no puede ser sino un vigoroso refuerzo para culminar nuestra autocrítica y rectificación, un motivo más para seguir en la brecha. Es internacionalismo proletario puesto en práctica, porque vela por la salud del conjunto, porque tira hacia arriba de los distintos destacamentos estatales del comunismo y, en este caso en particular, del nuestro. Ése es el camino a seguir, y nosotros somos los primeros que tenemos que tener claro que desviarse de él es desviarse del internacionalismo proletario.
Unión de Lucha Proletaria (Estado mexicano): Espontaneísmo y devaluación de la teoría revolucionaria: la LOD como forma consciente de liquidacionismo contra el Movimiento por la Reconstitución.
Los camaradas de la Unión de Lucha Proletaria (ULP) publicaron en septiembre el interesante texto que aquí recogemos. Tomando como punto de partida la reflexión sobre la LOD, sobre su significado y consecuencias, los camaradas realizan un sucinto pero significativo balance de su experiencia política de más de diez años, remontándose a la época de su nacimiento y a aquélla en la que, ya bajo la bandera de Frente Oriente, proletario y combatiente, la comprobación práctica de la esterilidad del espontaneísmo político los condujo a la LR.
Es motivo de oprobio y bochorno para la LOD, que ha abandonado la reconstitución para dedicarse a parlotear sobre la “práctica” y la “política”, recibir una lección del comunismo revolucionario que desprecia como “teoricista” a manos de unos camaradas que ─explican en su escrito─ llevan en su mochila una verdadera experiencia práctica y política de entidad, de masas, de calle, con la que los derechistas sólo pueden fantasear. Nuestros camaradas llegaron a la LR porque comprobaron, vivieron, experimentaron la esterilidad de aquella práctica para construir comunismo, y con razón tenían que ver en la palabrería de la LOD no una invitación a avanzar, sino a retroceder, a retornar a las certezas y la práctica espontaneísta que trabajosamente dejaron atrás.
Pero lo verdaderamente meritorio del texto, la razón por la cual lo incluimos en esta selección, es la concepción de la militancia revolucionaria que revela. El fenómeno LOD, por encima de todo, nos obliga a la autocrítica. No puede romper con las viejas ideas quien no está dispuesto a cuestionarse radicalmente a sí mismo. Fue en nuestra organización en donde se desarrolló la criatura alimentándose de nuestros errores de método y concepción. Pero que unos militantes por la reconstitución al otro lado del Atlántico como son ─en el caso del escrito que nos ocupa─ los de la ULP también se hayan reconocido a sí mismos y sus propios errores en la figura de la LOD constituye una genuina lección de universalidad e internacionalismo, de la que todos debemos tomar nota. El carácter internacional de la lucha de clases proletaria es más que una frase para la ULP. Y su actitud inspira con el ejemplo: “critiquemos al enemigo, pero para criticarnos más despiadadamente a nosotros mismos” es un buen resumen del escrito de los camaradas. Estos son los rieles sobre los que se monta y avanza el comunismo. ¡Qué actitud, y más en comparación con los que se exculpan echando balones fuera y denunciando conspiraciones! ¡Cuán por encima están los camaradas del cegato y aherrojante cuadro mental del “sujeto particular” derechista!
En definitiva: dos clases, una puesta frente a la otra.
Círculo Provisional (Estado español): Carta al Comité por la Reconstitución.
A mediados del año que termina, un grupo de jóvenes comunistas nos remitió esta epístola de presentación, en lo que fue una grata sorpresa para nosotros. En ella narran su origen como destacamento, cómo la escasez de resultados cosechados en el movimiento espontáneo se fue traduciendo en frustración creciente, y la forma en que en ese momento de crisis, de cuestionamiento, de ruptura en ciernes, de encrucijada, su camino se entreveró con el de la LOD de manera aparentemente eventual.
Este capítulo puede parecer fortuito en la medida en que sus protagonistas pudieron no haber llegado a encontrarse, o pudieron haber sido otros, o pudieron haber tomado otras decisiones. Pero la vida tiende irresistiblemente a la lucha, y cuando ésta eclosiona aquélla ya ha establecido los papeles de la función y distribuido los naipes, de manera que es cuestión de tiempo que vayan apareciendo los dramatis personae llamados a interpretar su parte en cada lance.
Cuando la lucha eclosiona en el verano de 2022, el movimiento por la reconstitución se divide en dos líneas. Una, la mayoría correspondiente a la LR, a la vanguardia marxista-leninista, persevera en erigirse en “depositario y guardián de la teoría” (PCR), en que la vanguardia teórica de la clase obrera se desarrolle hacia arriba, hacia la Revolución Proletaria, y en que encuentre los medios para satisfacer sus necesidades a largo plazo. Apelaba así al perfil de los camaradas que aquí se presentan como Círculo Provisional; los convocaba a ese papel aunque nosotros, por entonces, no los conociésemos. La otra línea, la LOD que se salió del movimiento por la reconstitución, empuja hacia abajo, hacia la conciliación, hacia el rebajamiento de la teoría revolucionaria al nivel de la zambomba del diletantismo y del confusionismo político. Los camaradas del Círculo Provisional subían hacia la LR, los otros descendían desde ella, y en ese marchar en sentidos contrarios tenían que cruzarse. La propia mediocridad de los segundos los impulsaba (e impulsa) a salir al encuentro de quienes trepaban hacia arriba para arrastrarlos consigo, a buscarlos, a enredarlos, a convencerlos de que las hojas secas del suelo son mucho más agradecidas. Esta escena sucedió decenas de veces antes y sucederá muchas más en el futuro. Necesariamente iba a interpretarse de nuevo en estas condiciones.
La LOD, por su naturaleza, intenta amarrar a la izquierda que quiere romper con el espontaneísmo. Procura que la ruptura sea parcial, inconsecuente, una reforma. Aquí no lo lograron, y quedaron expuestos. La experiencia de los camaradas del Círculo Provisional es ilustrativa acerca de lo mínimo y esencial para que ese encuentro se salde en favor de los que ascienden: actitud crítica y estudio serio del marxismo, formación. A su vez, demuestra la teoría revolucionaria como el factor determinante para acercar, agrupar y compactar a la izquierda del movimiento comunista, como argamasa del movimiento prepartidario de vanguardia (que sólo merece tal nombre si se edifica en función de la construcción de la sociedad comunista, en función de la Revolución Proletaria, cuyo plano de obras lo conforma el socialismo científico que estamos reconstituyendo y que hay que conocer como se conoce el abecedario).
Finalmente, señalaremos que la experiencia es reveladora acerca de por qué la teoría marxista y su propaganda son parteras de victoria. La LOD se conformó en torno a un grupo de militantes que sólo de pensar en la posibilidad de la derrota flaqueó, entró en pánico y, echando a correr, arrojó los principios por la borda. Pero son los principios, la cosmovisión marxista, lo que nos otorga a los comunistas el temple y las herramientas para que el partido pueda perseverar en la adversidad. Porque aunque los miembros o los sectores de la vanguardia comunista que se sitúan a la cabeza pierdan posiciones en la lucha, retrocedan o incluso sean desorganizados y derrotados, aunque sus militantes caigan o se queden por el camino, una propaganda sistemática y eficaz de los principios asegura que estos perduren en la desgracia y lleguen a manos del siguiente de la fila y, cuando éste caiga, al siguiente, y así sucesivamente de modo que siempre haya alguien preparado para cumplir con ese papel. Los camaradas del Círculo Provisional afirman que su voluntad es prepararse a fondo para llegar a esa altura y para recorrer ese sendero con nosotros. Eso es lo que tenemos que garantizar antes que nada y por encima de todo, porque es la única fórmula para la pervivencia y éxito del movimiento revolucionario a largo plazo. Los camaradas del Círculo Provisional son un vivo ejemplo, otro más, de los frutos de una política de principios. Si tenemos la línea correcta, lo tendremos todo; si no, lo perderemos todo, que es lo que le ha ocurrido a la LOD.
Comité por la Reconstitución
Diciembre de 2024